Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Samuel 16, 8-23

8 Llamó Jesé a Abinadab y le hizo pasar ante Samuel, que dijo:

«Tampoco a éste ha elegido Yahveh.»

9 Jesé hizo pasar a Sammá, pero Samuel dijo: «Tampoco a éste ha
elegido Yahveh.»


10 Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: «A
ninguno de éstos ha elegido Yahveh.»

11 Preguntó, pues, Samuel a Jesé: «¿No quedan ya más muchachos?»
El respondió: «Todavía falta el más pequeño, que está guardando el
rebaño.» Dijo entonces Samuel a Jesé: «Manda que lo traigan, porque
no
comeremos hasta que haya venido.»

12 Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa
presencia. Dijo Yahveh: «Levántate y úngelo, porque éste es.»

13 Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus
hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh.
Samuel se levantó y se fue a Ramá.

14 El espíritu de Yahveh se había apartado de Saúl y un espíritu malo
que venía de Yahveh le perturbaba.

15 Dijéronle, pues, los servidores de Saúl: «Mira, un espíritu malo de
Dios te aterroriza;

16 permítenos, señor, que tus siervos que están en tu presencia te
busquen un hombre que sepa tocar la cítara, y cuando te asalte el espíritu
malo de Dios tocará y te hará bien.»

17 Dijo Saúl a sus servidores: «Buscadme, pues, un hombre que sepa
tocar bien y traédmelo.»

18 Tomó la palabra uno de los servidores y dijo: «He visto a un hijo
de Jesé el belemita que sabe tocar; es valeroso, buen guerrero, de palabra
amena, de agradable presencia y Yahveh está con él.»

19 Despachó Saúl mensajeros a Jesé que le dijeran: «Envíame a tu
hijo David, el que está con el rebaño.»

20 Tomó Jesé cinco panes, un odre de vino y un cabrito y lo envió a
Saúl con su hijo David.

21 Llegó David donde Saúl y se quedó a su servicio. Saúl le cobró
mucho afecto y le hizo su escudero.

22 Mandó Saúl a decir a Jesé: «Te ruego que tu hijo David se quede a
mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos.»

23 Cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomaba David la cítara,
la tocaba, Saúl, encontraba calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba
de él.